jueves, 29 de enero de 2015

La Cúpula de Orión

La cilíndrica nave de Amatrón planeaba lentamente sobre la base lunar de Cinderela.

En aquella dimensión, la claridad sintética iluminaba el espacio, a pesar de que se encontraban en plena fase nocturna.

Amatrón ordenó el aterrizaje. Cinderela se mantuvo quieta para que la nave se posara sobre ella de manera suave, sin riesgo de accidente.

Se abrieron las compuertas de la base lunar y Bergaria, la nave de Amatrón, se introdujo en la zona oscura, esta vez sin enfundarse la capa protectora sugerida por el protocolo de inmersión.

Era la primera vez, tanto para Amatrón como para Cinderela, que se embarcaban en esta clase de misión.

La tripulación de Amatrón se había preparado toda la vida para alcanzar su objetivo en esta cruzada. Lo más probable es que solo uno de ellos llegara hasta el final, y cumplir así su destino de evolución, en el interior de la cúpula de Orión.

Las maniobras que realizaba Amatrón con Bergaria en la zona oscura no podían ser satisfactorias sin el buen rendimiento de Cinderela. Ambos al unísono, en una coreografía inspiradora, una danza de movimientos sumamente precisos.

Actuaban interconectados por sus sistemas y arterias de canalización. Un intercambio de flujos y energías. Encajando de manera perfecta sus piezas más sensibles, para que, llegado el oportuno clímax, diera inicio la carrera sin tregua de los tripulantes de Amatrón hacia la conquista de la deseada cúpula de Orión.

Tras completar el ciclo de traspaso de información sensorial, llegó el susodicho clímax. La zona oscura albergaba un penetrante túnel. Los tripulantes fueron expulsados a una velocidad vertiginosa por el conducto principal de Bergaria.

Cruzaron el primer umbral hacia la caverna más profunda. En las entrañas de Cinderela se libró una encarnizada competición por lograr traspasar la meta final. La mayoría de los soldados intergalácticos perecieron durante la travesía, y de los pocos que quedaron con vida, solo uno venció, agrietando e introduciéndose por la gruesa barrera que cubría la cúpula de Orión.

Enorme esfera de información y vida, lugar en el que los elegidos retornarían del vacío a la materia.

La fase de transformación del ser merecedor de tal dicha había dado comienzo.

Amatrón y Cinderela celebraban haber alcanzado su objetivo. Una nueva misión le sería encomendada, al concluir su odisea, al nuevo ser, una vez fuera expulsado del vientre de Cinderela al exterior. En una recóndita dimensión, tras nueve milagrosos meses, en el interior de la cúpula de Orión.


FIN


10 comentarios:

  1. Un relato espectacular e ingenioso, Edgar. Muy bueno. Un saludo.

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    1. Gracias Ricardo! Un honor ser leído y comentado por ti, un abrazo hermano!

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  2. Un relato genial Edgar.
    He descubierto tu blog, y gracias a eso, me espera mucha lectura pendiente.
    Me ha gustado mucho tu relato con doble sentido.
    Un saludo compañero.

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    1. ¡Muchas gracias Oscar!
      Me alegra que te haya gustado.
      Saludos, compañero, nos leemos.

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  3. Una interesante, espacial y dinámica forma de narrar el acto sexual, dotándolo de esa chispa mágica que un relato puede aportar a un acto tan cotidiano. He hecho bien en rebuscar en el baúl y leer de los primeros textos publicados el año pasado :)

    Me ha resultado sumamente visual lo de la expulsión a endiablada velocidad, me ha hecho recordar a los hombres disparados en los cañones de circo jaja.

    ¡Un abrazo Compañero!

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    1. Muchas gracias por rebuscar en el baúl, leer y comentar este relato al cual le tengo especial cariño.
      ¡Abrazo grande, Compañero! ;)

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  4. ¡Wow! Un espectacular relato Edgar, agudo y pleno de vida. Me ha gustado muchísimo! Es diferente, extraño y a la vez muy sensitivo.

    Se añoran tus letras, :)

    Paso a desearte Felices Fiestas a ti y a los tuyos.
    Un fuerte abrazo!

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    1. Me alegra mucho que hayas venido a leer este micro al cual le tengo especial cariño.
      Muchas gracias, Irene.
      ¡Felices Fiestas, Compañera!
      Pronto me paso por tu blog a disfrutar de tus letras. ;)

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  5. Me ha encantado Edgar! No entiendo como no lo leí antes, jeje. Me he reído mucho con los símiles, y tanto la idea como la ejecución del relato me parecen fantásticas. Un abrazo! ; )

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    1. ¡Hey, Ramón!
      Me alegra que te haya gustado este relato, uno de los primeros del blog, y al cual le tengo especial cariño.
      Muchas gracias, compañero.
      ¡Abrazo!

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